Descripción

El sí de las niñas es una comedia que trata sobre Doña Paquita, una joven de 16 años obligada por su madre Doña Irene a casarse con Don Diego, un sensible y rico caballero de 59 años. Sin embargo este ignora que Doña Paquita está enamorada de un tal 'Don Félix', quien en realidad se llama Don Carlos, y es sobrino de Don Diego. Con este triángulo amoroso como argumento se desarrolla la obra, cuyo tema principal es la opresión de las muchachas forzadas a obedecer a su madre y entrar en un matrimonio desigual y en este caso con una gran diferencia de edad entre los contrayentes.
La clave de la obra se encuentra en la contradicción de Don Diego en el tema de la educación de los jóvenes y la elección de estado: su práctica, no concuerda con su teoría. Pide libertad para la elección de estado y critica la falsa concepción de la autoridad por parte de los padres: comprende que ese falso autoritarismo es la raíz de muchos males; quiere que Paquita elija con libertad.
Pero en la práctica, don Diego, que es el protector de su sobrino Carlos, comete con él los mismos errores que critica en teoría. Esta contradicción entre la teoría y la práctica es el hilo que conduce la trama teatral.

miércoles, 25 de agosto de 2010

Los asesinatos en los Moteles

Las 7 de la mañana en punto, Dupin nunca se hubiera imaginado lo que le esperaba ese día cuando se levanto. Se dirigió a la agencia de detectives, como todas las mañanas, y luego de una mañana sin ningún cliente se fue a almorzar. Al regreso del almuerzo, una señora lo esperaba en la puerta de su oficina, Dupin la saludó y la invito a pasar, era una señora de pelo largo, rojo fuego, muy bien vestida y llena de joyas.

Dupin.- Buenos días, que la trae por aqui?

Señora.- Es algo que me avergüenza mucho pero se lo tengo que decir, creo que mi marido me es infiel.

Dupin.- No sienta vergüenza señora..?

Señora.- Lo siento mucho, olvidé presentarme, mi nombre es Laura Grisffuri.

Dupin.- Yo soy el detective Roger Dupin, pero todos me llaman Dupin.

Señora.- Es un placer, volvamos a nuestro asunto..

Dupin.- Porque cree que su marido la engaña?

Señora.- Bueno es fácil se va todo el día, vuelve tarde, y hace unos días su camisa tenia una marca roja como de labial de mujer.

Dupin.- Bueno lo que necesito es que me de los datos de su marido, me de un adelanto del dinero y podré comenzar.

Luego de que Laura le de todos los datos de su marido, Dupin la despido y comenzó a trabajar en el caso. Al cabo de 3 horas de investigar sobre Jorge Grisffuri, el marido de Laura, volvió a su casa ya que el trabajo debía ser comenzado por la mañana.

Al otro día Dupin comenzó a seguir a Jorge, fue hasta su casa, Jorge salió a las 8:00 hs. en punto como dijo Laura. Fue hasta su trabajo y espero durante 5 horas mientras el trabajaba, a la 13:00 hs, Jorge salió de su empresa y se dirigió a la autopista. Iba a gran velocidad, pero Dupin logró seguirlo. Luego de 15 minutos de viaje, Jorge se estacionó en un Motel. Todo estaba resuelto para Dupin. Las sospechas de Laura eran ciertas, solo debía tomar las fotografías correctas y listo.

Jorge bajó del auto y entró a la habitación número 203 de ese Motel. A los 5 minutos, una rubia entro a la habitación. Todo se esclarecía más aún. Dupin esperó hasta que Jorge saliera. A la media hora Jorge salió, pero su acompañante no. Dupin sintió curiosidad pero debía continuar siguiendo a Jorge. Al salir del Motel fue directamente para su casa.

Al otro día, Dupin se levanto y prendió la televisión. En el canal de las noticias comunicaban que una chica de 22 años habia aparecido asesinada en un Motel en las afueras de la ciudad de Buenos Aires. Dupin, no le dio demasiada importancia y continuó preparándose para salir. Fue la misma rutina que el día anterior, Jorge salio de su casa, se dirigió a la empresa y al salir tomo la autopista pero esta vez fue a una estación de servicio. Allí, una mujer alta de pelo oscuro lo esperaba, el auto se detuvo y la mujer se subió. Se dirigieron a un Motel en La Plata, estuvieron 20 minutos y Jorge salio, se subió al auto y volvió a su casa.

Dupin regreso a la agencia y empezó a revelar las fotos. Cuando las tuvo todas, las guardo en un sobre y pensó que seria mejor seguir con la investigación para tener mas pruebas. Por la mañana, Laura llamó a Dupin para preguntarle si sus sospechas eran verdaderas y Dupin le tuvo que confirmar eso, Laura le pidió que lograra obtener la mayor cantidad de pruebas posibles para poder sacarle más plata a su marido en el divorcio, cuando Dupin colgó el teléfono empezó a preparar la cámara y, como habia demasiado silencio, prendió la televisión. En la televisión comunicaban que habia ocurrido otro asesinato similar a al del día anterior, en ambos las victimas habían sido prostitutas, fueron en Moteles y el asesino las había descollado, y luego cortado la piel de la cara. El periodista del programa empezó a cotar todos los detalles y en ellos mostraron fotos de las victimas. Dupin no le presto mucha atención. Cuando la cámara estuvo lista, volvió a seguir a Jorge, fue la misma rutina de todas las mañanas pero cuando Jorge fue a un Motel en Capital Federal Dupin empezó a pensar. Relacionó todos los hechos, y volvió rápido a la agencia. Buscó en Internet la cara de las victimas y miro sus fotos. Sus sospechas eran ciertas, Jorge era el asesino. Rápidamente, llamó al departamento de policías. Los policías llegaron al Motel, pero ya era demasiado tarde, Jorge habia matado a la victima. Lo arrestaron y Dupin recibió una oferta para una de las agencia de detectives mas importantes de Argentina.

jueves, 5 de agosto de 2010

Continuación de la obra

Todos estaban en Madrid, era ya el atardecer, y qué mejor oportunidad para que Don Carlos le pida matrimonio a Paquita. Así que se arrodilló, le tomó la mano a Doña Francisca, y le propuso matrimonio. Ella aceptó con mucho gusto. Doña Irene estaba totalmente sorprendida por lo sucedido y quiso negarse rotundamente, pero al ver que su hija al fin estaba tan feliz, solo atinó a sonreír y asentir con la cabeza. Don Diego, al entender que ellos se amaban, se paró frente a ellos y los comenzó a abrazar. Rita estaba muy contenta, y ella misma sabía que iba a triunfar el amor.

Luego de un año y cuatro meses, se casaron. Doña Francisca tenía un vestido blanco con unas pequeñas florcitas en rosado y un ramo con todo tipo de flores. La iglesia estaba llena de personas. Todas muy felices por acompañarlos en este momento.

Si bien Doña Irene quería que su hija se casara con Don Diego, acepto el casamiento de ella con Don Carlos porque comprendió que ese era su amor para toda la vida.

Unos meses después, Don Carlos y Doña Francisca compraron una casa en las afueras de Madrid. Era como ellos siempre habían soñado, antigua, en buen estado y con un parque muy grande lleno de árboles y plantas. En ella tuvieron a tres hijos hermosos llamados Diego, por el tío de Don Carlos; Irene, por la madre de Paquita; y Esmeralda.

Personajes

Don Carlos, es el sobrino de Don Diego. Contrasta su valor en la batalla y su timidez ante su tío Don Diego. Es un joven apasionado y valiente que no dudará en luchar por su amor contra Don Diego y contra la opinión de la sociedad.

Paquita o Francisca, el una niña de dieciséis años, que no es capaz de demostrar sentimientos por su educación. Esto la llevará a arriesgar el amor que siente por Don Carlos.

Don Diego, de 59 años de edad y tío de Don Carlos, es el personaje que desencadena la acción porque está comprometido con Doña Paquita, mucho más joven que él. Se le puede considerar el verdadero protagonista de la obra y representante de la razón.

Doña Irene, madre de Doña Paquita, representa un personaje estúpido y loco que refleja la autoridad de los padres de la época sobre sus hijos, exigiendo a su hija que se case con el adinerado Don Diego a pesar de no conocerlo en persona.

Rita es la criada de Doña Irene.

Simón es el criado de Don Diego.

Calamocha es el criado de Don Carlos.

El Sí de las Niñas - Crítica

La principal característica de esta obra es la unidad perfecta de tiempo, por cuanto el tiempo de la acción coincide exactamente con el tiempo de la representación, el tiempo no representado transcurre en los intervalos y toda la acción sucede en la sala de paso en una posada.

La trama de la historia es el casamiento en el siglo XIX, este era de manera tal que a la hija de la casa se le obligaba casarse con el candidato que le conviniera a la familia por su estatus económicos, generalmente, este candidato era mucho mayor que la joven y esta unión afectaba el crecimiento demográfico ya que solían tener poca o ninguna descendencia a causa de la mayor edad del marido.

En la historia esto se representa de manera que una joven de 16 años obligada por su madre doña Irene a casarse con Don Diego, un sensible y rico caballero de 59 años. Sin embargo este ignora que Doña Paquita está enamorada de un tal 'Don Félix', quien en realidad se llama Don Carlos, y es sobrino de Don Diego. Con este triángulo amoroso como argumento se desarrolla la obra.

Hoy en día vemos como bueno a esta historia que el autor creó una comedia sobre un tema dramático pero en su época no fue algo positivo para la sociedad y fue polémica en esa época, ya que criticaba a la misma y fue prohibida en el año 1815 y la prohibición se renovó en 1823, de modo que durante cerca de veinte años los españoles se vieron privados de ver en escena la obra maestra de Moratín. Cuando se levantó la prohibición y la obra pudo volver a estrenarse, en 1834, lo hizo inclusive con cortes debidos a la censura.

La comedia nueva

La comedia nueva o El café es una comedia satírica en dos actos de Leandro Fernandez de Moratín. Tiene por asunto la crítica del drama heroico de su tiempo y está escrita en prosa, algo excepcional en esta época.
La acción de La comedia nueva es sencilla. En un café —establecimiento novedoso en época de Moratín hijo— cercano al madrileño teatro del Príncipe, un autor teatral novel y su familia departen animadamente media hora antes —según el reloj del pedante don Hermógenes— del estreno de la primera obra de Eleuterio, el joven autor, que acaba de lanzarse a la escritura dramática para solventar sus problemas económicos. La inquietud por la acogida del estreno y las ilusiones acerca de la carrera literaria de Eleuterio les hacen olvidarse del tiempo cuando vuelven a preguntar la hora a don Hermógenes, quien con su respuesta (la misma hora de antes) revela que su reloj está parado. Tras perderse gran parte de la representación, llegan a tiempo de comprobar que la obra es rechazada con estrépito por el público.

El barón

Es una comedia del dramaturco español Leandro Fernandez de Moratín estrenada en 1803, aunque fue concebida en 1787 como una zarzuela de cámara.

Dentro del sistema teatral del autor, tiene algo de las comedias de figurón de los últimos representantes de la escuela calderoniana. Esta comedia fue plagiada por un tal Andrés de Mendoza en La lugareña orgullosa, obra olvidada muy pronto. El Barón es una comedia en dos actos, en buen verso, cuyo asunto queda reducido al afán de una ricacha de pueblo, Illescas, que se llama la tía Mónica, de casar a su hija, previamente enamorada y prometida al joven Leonardo, con un tipo que se hace pasar por barón y que con sus embustes ha conseguido de la tía Mónica que le aloje en su propia casa y se empeñe en casarlo con Isabel, su única hija. Menos mal que Leonardo es un hombre de voluntad no dispuesto a ceder ante la tonta manía de su futura suegra y que Isabel no abandona a Leonardo, y que hay un hermano de la tía Mónica, don Pedro, que se da cuenta del manejo del pretendido barón y dispone las cosas de modo que éste cae en un lazo y se descubre como lo que es: un rufián. Tampoco queda en el aire la pueblerina presuntuosa, pues todos los acontecimientos le enseñan que su vanidad fue la que arrastró a todos al suceso. Obra ágil, graciosa, con siete personajes tan solo, muy bien movidos, se lee con gusto y no pesaría en los escenarios si algún joven director tuviera el acierto de reponerla. El autor, que empezó su vida siendo oficial de joyería, era hijo de don Nicolás; aficionado al estudio y a las letras, asistía a las tertulias literarias madrileñas a que concurría su padre. Como secretario de Francisco Cabarrús fue a Francia; protegido por Manuel Godoy viajó por el extranjero, presenciando acontecimientos políticos de suma trascendencia. Ante la invasión francesa tomó partido por el rey José que le nombró bibliotecario mayor, y en la Biblioteca implantó, acaso, el sistema de cédulas sueltas que vio en la de Parma. Terminada la guerra pasó a Francia nuevamente, viviendo en Montpellier y Burdeos, en 1821, falleciendo en París.

lunes, 2 de agosto de 2010

Biografía de Leandro Fernandez de Moratín

Nació en Madrid en 1760, de noble familia asturiana. Su padre era el poeta, dramaturgo y abogado Nicolás Fernández de Moratín y su madre Isidora Cabo Conde. Se crió en un ambiente donde eran frecuentes las discusiones literarias, pues su padre Nicolás fue un hombre dedicado a las letras. A los cuatro años, enfermó de viruela, lo que afectó su carácter, volviéndolo tímido. No cursó estudios universitarios porque su padre estaba en contra, y comenzó a trabajar como oficial en una joyería.

A los diecinueve años, en 1779, ya había conseguido el accésit de poesía al concurso público convocado por la Academia. En 1782 ganaría el segundo premio con su Lección poética. En 1787, y gracias a la amistad de Jovellanos, emprende un viaje a París en calidad de secretario del conde de Cabarrús, entonces encargado de una misión a París. La experiencia fue muy provechosa para el joven escritor. Vuelto a Madrid, obtiene su primer gran éxito con la publicación de la sátira La derrota de los pedantes. El Conde de Floridablanca le hace entonces la merced de un beneficio de trescientos ducados, y Moratín se ordena de primera tonsura, requisito indispensable para poder disfrutar del beneficio. A poco de llegar Godoy al poder logró la protección del favorito, que le ayudó a estrenar sus comedias y aumentó sus ingresos con otras sinecuras eclesiásticas.

Durante cinco años viajó por Europa, regresando a Madrid en 1797 para ocupar el cargo de secretario de Interpretación de Lenguas, que le permitió vivir sin apuros económicos.

En 1808, a la caída de Godoy, tomó partido por los franceses y llegó a ser nombrado bibliotecario mayor de la Real Biblioteca por el rey José Bonaparte. A partir de entonces fue tachado de "afrancesado", por lo que hubo de refugiarse en Valencia, Peñíscola y Barcelona al producirse el cambio político.

Leandro Fernández de Moratín fue un hombre de teatro en el sentido amplio de la palabra. A su condición de autor teatral hay que añadirle otros aspectos menos conocidos, pero que fueron tan importantes para él como éste y le ocuparon a veces más tiempo, esfuerzo y dedicación que sus propias obras. Fue Moratín uno de los fundadores de la historiografía teatral española. Sus Orígenes del teatro español, obra que dejó inédita y que fue publicada en 1830-1831 por la Real Academia de la Historia, es uno de los primeros estudios serios y documentados del teatro español anterior a Lope de Vega. Es también de gran interés el «Prólogo» a la edición parisina de sus obras en 1825, en donde resume, desde una perspectiva clasicista la historia del teatro español del siglo XVIII. Moratín fue también un activo impulsor de la reforma teatral de su tiempo. Relacionado con los círculos del poder que estaban interesados en esta reforma y heredero de las ideas de su padre, no dejó de promover una renovación de toda la estructura teatral vigente en la España de su época. La comedia nueva es uno de los hitos de esta campaña de reforma emprendida por los intelectuales que se movían alrededor del gobierno desde mediados del siglo cuando proponían reformas Ignacio de Luzán, Agustin de Montiano y Luyando, Blas Nasarre y Luis José Velázquez. Murió en París en junio del año 1828.

Elegía a las Musas

Esta corona, adorno de mi frente,
esta sonante lira y flautas de oro
y máscaras alegres, que algún día
me disteis, sacras Musas, de mis manos
trémulas recibid, el canto acabe,
que filera osado intento repetirle.


He visto ya cómo la edad ligera,
apresurando a no volver las horas,
robó con ellas su vigor al numen.


Sé que negáis vuestro favor divino
a la cansada senectud, y en vano
filera implorarle; pero en tanto, bellas
ninfas, del verde Pindo habitadoras,
no me neguéis que os agradezca humilde
los bienes que os debí. Si pude un día,
no indigno sucesor de nombre ilustre,
dilatarle famoso, a vos file dado
llevar al fin mi atrevimiento.

Solo pudo bastar vuestro amoroso anhelo
a prestarme constancia en los afanes
que turbaron mi paz, cuando insolente,
vano saber, enconos y venganzas
codicia y ambición la patria mía
abandonaron a civil discordia.


Yo vi del polvo levantarse audaces
a dominar y perecer tiranos,
atropellarse efímeras las leyes
y llamarse virtudes los delitos.
Vi las fraternas armas nuestros muros
bañar en sangre nuestra, combatirse
vencido y vencedor, hijos de España,
y el trono desplomándose al vendido
ímpetu popular, De las arenas
que el mar sacude en la fenicia Gades
a las que el Tajo lusitano envuelve
en oro y conchas, uno y otro imperio,
iras, desorden esparciendo y luto,
comunicarse el fimeral estrago.


Así cuando en Sicilia el Etna ronco
revienta incendios, su bifronte cima
cubre el Vesubio en humo denso y llamas,
turba el Averno sus calladas ondas;
y allá del Tibre en la ribera etrusca
se estremece la cúpula soberbia,
que da sepulcro al sucesor de Cristo.


¿Quién pudo en tanto horror mover el plectro?
¿Quién dar al verso acordes armonías,
oyendo resonar grito de muerte?
Tronó la tempestad; bramó iracundo
el huracán, y arrebató a los campos
sus frutos, su matiz; la rica pompa
destrozó de los árboles sombríos;
todas huyeron tímidas las aves
del blando nido, en el espanto mudas:
no más trinos de amor.

Así agitaron los tardos años mi existencia,

y pudo solo en región extraña el oprimido
ánimo hallar dulce descanso y vida.


Breve será, que ya la tumba aguarda
y sus mármoles abre a recibirme;
ya los voy a ocupar…Si no es eterno
el rigor de los hados, y reservan
a mi patria infeliz mayor ventura,
dénsela presto, y mi postrer suspiro
será por ella… Prevenid en tanto
flébiles tonos, enlazad coronas
de ciprés fimeral, Musas celestes;
y donde a las del mar sus aguas mezcla
el Garona opulento, en silencioso
bosque de lauros y menudos mirtos,
ocultad entre flores mis cenizas.


Leandro Fernandez de Moratín

La Despedida

Nací de honesta madre: me dio el Cielo
fácil ingenio en gracias, afluente:
dirigir supo el ánimo inocente
a la virtud, el paternal desvelo.


Con sabio estudio, infatigable anhelo,
pude adquirir coronas a mi frente:
la corva escena resonó en frecuente
aplauso, alzando de mi nombre el vuelo.


Dócil, veraz, de muchos ofendido,
De ninguno ofensor, las Musas bellas
mi pasión fueron, el honor mi guía.


Pero si así las leyes atropellas,
Si para ti los méritos han sido
culpas; adiós, ingrata patria mía.


Leandro Fernández de Moratín

El Si de las Niñas - Crítica

El sí de las niñas” de Leandro Fernández de Moratín es una obra perteneciente a uno de los géneros que cuentan con mayor éxito durante la Ilustración: el teatro. Los autores ilustrados lo utilizaban como tribuna para defender sus ideales, aunque a veces no gozaban con el favor del público.

Sin embargo, en este caso, el éxito de la obra fue rotundo desde el día de su estreno. Recibió una acogida especialmente buena del público femenino, ya que Moratín trata un tema de máximo interés para éste: defiende el derecho de la mujer a casarse libremente. Así, se pone de manifiesto a lo largo de toda la obra uno de los rasgos propios del movimiento ilustrado: la crítica social.

El tema en torno al que gira toda la obra es el casamiento desigual. Don Diego, un hombre sensato y razonable, va a casarse con Doña Paquita, muchos años menor que él, por una negociación de Don Diego con la madre de la chica, Doña Irene. En realidad, Doña Paquita está enamorada del sobrino de Don Diego, Don Carlos. Al hilo de este triángulo amoroso, se van tocando otros temas, como la autoridad de los tutores sobre los jóvenes, la libertad de elección que tienen los novios, etc. El conflicto se salda en el desenlace por medio del uso de la inteligencia y la razón, que hacen que nadie salga perjudicado. La intención didáctica de la obra es clarísima: los hijos deben respetar la autoridad de sus mayores, pero los educadores deben tener en cuenta los principios de sus hijos para así armonizar los intereses de todos.