Todos estaban en Madrid, era ya el atardecer, y qué mejor oportunidad para que Don Carlos le pida matrimonio a Paquita. Así que se arrodilló, le tomó la mano a Doña Francisca, y le propuso matrimonio. Ella aceptó con mucho gusto. Doña Irene estaba totalmente sorprendida por lo sucedido y quiso negarse rotundamente, pero al ver que su hija al fin estaba tan feliz, solo atinó a sonreír y asentir con la cabeza. Don Diego, al entender que ellos se amaban, se paró frente a ellos y los comenzó a abrazar. Rita estaba muy contenta, y ella misma sabía que iba a triunfar el amor.
Luego de un año y cuatro meses, se casaron. Doña Francisca tenía un vestido blanco con unas pequeñas florcitas en rosado y un ramo con todo tipo de flores. La iglesia estaba llena de personas. Todas muy felices por acompañarlos en este momento.
Si bien Doña Irene quería que su hija se casara con Don Diego, acepto el casamiento de ella con Don Carlos porque comprendió que ese era su amor para toda la vida.
Unos meses después, Don Carlos y Doña Francisca compraron una casa en las afueras de Madrid. Era como ellos siempre habían soñado, antigua, en buen estado y con un parque muy grande lleno de árboles y plantas. En ella tuvieron a tres hijos hermosos llamados Diego, por el tío de Don Carlos; Irene, por la madre de Paquita; y Esmeralda.
Publicado por Eugenia Soutelo
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